En el Antiguo Egipto, durante la fase de elaboración del pan, un cocinero colocaba su masa sobre una piedra contaminada por hongos. Luego se olvidó y cuando llegó el momento de tomar la masa, que entretanto había “crecido”, presenció el milagro de la primera levadura.
Siempre fue la casualidad la que influyó en ello, cuando en el siglo I d.C. en la Galia y en Iberia, mientras se bebía una jarra de cerveza fresca, la espuma cayó fatalmente en la mezcla. Pronto todos comprendieron el potencial de la cerveza: el ingrediente que cambiaría la historia de la levadura para siempre.
El aporte de la ciencia, en detrimento del azar, se produjo en 1857, cuando Pasteur, el médico que todos recordamos por haber descubierto las vacunas, descubrió el proceso de fermentación alcohólica.
De ahí en adelante fue un paso corto y, por casualidad o accidente, la producción de levadura se convirtió en una ciencia y la levadura de cerveza y luego comenzaron a crearse todas sus primas (conocidas como leudantes): crémor tártaro , polvo de respaldo , bicarbonato de amonio y bicarbonato de sodio .
En Ar.Pa Lieviti no se nos escapa ni uno.